Santo Domingo. El grito de su niño pequeño por hambre es fuerte y Mabel de la Cruz, no sabe qué hacer, a duras penas le dice a su hija mayor, de los cinco que tiene, que le prepare el alimento en un biberón, pero no hay leche, solo tiene té.
A continuación sus dos pequeños hijos empiezan a disputarse este alimento que parece escaso, y quizá sea el único sorbo que podrá percibir su paladar; allí aflora la desesperación de una madre que desea alimentar a sus hijos. Solo hay un vaso para realizar esa anhelada mezcla. El gas dentro del tanque ha desaparecido, y con ello la posibilidad de una cena navideña distinta, lejos de las limitaciones de su diario vivir.
Mabel tiene 30 años, y lo único que puede hacer son algunas labores domésticas cuando logra encontrar quien cuide a sus hijos; sin embargo, su esperanza no parece extinguirse y piensa en la posibilidad de que una mano amiga pueda brindarle la ayuda necesaria para alimentar a sus pequeños.
Vive en La Ciénega, Respaldo 9, casa 53, Santo Domingo, Distrito Nacional; una ayuda sería fundamental para que pueda tener una “Nochebuena diferente”. Cuenta con un número de contacto perteneciente a su vecina Cándida Herrera: (829) 431-1537.
Manifiesta que se ganaba la vida limpiando en una casa de familia, pero en el momento en que los propietarios se fueron del país, quedó desprovista del ingreso de cinco mil mensual que recibía. Actualmente vive en una casa alquilada, y debe pagar 1,300 pesos cada mes y en ocasiones le es difícil completar la totalidad del pago.
“A veces no tengo cómo pagar ese dinero, pero trato de completarlo antes del 30”, expresa con notable persistencia.
La casa es de madera y zinc, su estado de deterioro es significativo, allí dentro solo tiene una cama para ella y sus cinco hijos. Su televisor y abanico se dañaron hace varios meses. La estufa que posee se encuentra fuera de funcionamiento, al igual que su nevera, por esta razón ha llegado a perder alimentos, tras haberse podrido por falta de refrigeración al igual que las carnes.
“Se me han dañado muchísimas cosas, ya no puedo dejar nada de comida aquí”, expresa De la Cruz.
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