Asimismo, dijo que debido al encierro en una de las celdas de la cárcel Najayo-Hombres no puede preparar una defensa sobre las imputaciones que le hace el Ministerio Público.
Cáceres manifestó, además, que en el momento en que le permiten realizar una llamada es por un teléfono que está permanentemente monitoreado.
Cáceres divulgó ante los jueces que en una ocasión que fue visitado por su esposa “ni siquiera pude darle la mano”.
La cabecilla del entramado militar civil como asegura el órgano persecutor, dijo que le han colocado luces frente a su cara y no puede dormir.
“Pueden ir esta noche y observarlo, cómo apagan todas las luces y en mi cara dejan una encendida (…) Creo que, independientemente de las decisiones que se han tomado, no hay necesidad de que esto se esté haciendo así”
“¿Cómo ocultar (las pruebas) si yo lo que he hecho es mostrar las pruebas? ¿Qué necesidad hay de esto? (…) yo soy un ciudadano inocente”.
“Yo ni mi propia vida la puedo dirigir y mucho menos para estar (ordenando) detrás de otros”, señala Cáceres con relación a las acusaciones de asociación de malhechores, estafa contra el Estado dominicano, coalición de funcionarios, falsificación de documentos públicos, lavado de activos provenientes de actos de corrupción y porte y tenencia ilegal de armas de fuego por parte del Ministerio Público junto a la pastora Rossy Guzmán Sánchez, así como del cabo policial Tanner Antonio Flete Guzmán, hijo de la religiosa; el coronel policial Rafael Núñez de Aza, Raúl Alejandro Girón Jiménez y el sargento de la Armada Alejandro José Montero Cruz.
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