Seguimos dando seguimiento al caso donde un menor de tan solo seis años se encuentra desaparecido desde el pasado domingo y asta la fecha no sea encontrado rastro del menor

Seguimos con el caso del pequeño Luis Ángel González Méndez, quien tiene tan solo seis años de edad, y desde el pasado domingo está desaparecido, sin que hasta la fecha se tenga rastro de dónde pudo haber ido o quién se lo pudo haber llevado.

Todo empezó el domingo 6 febrero 2022, cuando la cámara de seguridad de un colmado cercano a su casa, ubicada en el Batey Paja del municipio de Vicente Noble, provincia Barahona, grabó al niño jugando junto a su hermano mellizo y unos amigos.

Eran las 9:00 de la mañana mientras jugaban, cuando por la estrecha carretera pasó un carro rojo. Supuestamente lo reconocieron. Dicen que es propiedad de Anderson Daniel Pérez González, expareja de Esther Fraila Méndez, la madre del desaparecido.

Las acciones de Anderson previo a la desaparición del niño lo han puesto en la mirilla de las autoridades, puesto que dice Esther que desde que ella decidió dejarlo y comenzar una relación con otra persona (de nombre Dionis), Anderson la celaba y en ocasiones le hacia llamadas molestosas.

Esther expresa que se sentía muy presionada por los constantes acosos de Anderson y que este la llamó el sábado antes de la desaparición e insultó a Dionis, su pareja actual.

Según Esther, Anderson también la estuvo llamando el domingo en que desapareció Luis Ángel. Dice que luego de una fuerte discusión por teléfono, la citó al balneario turístico “La María de Neiba” para que hablaran. Ella se presentó la tarde de ese domingo al balneario, pero Anderson nunca llegó.

Luego de regresar a su casa, recibió la noticia de que “a su hijo parecía que se lo tragó la tierra”, que estaba desaparecido desde las 3:00 de la tarde de ese domingo y que nadie ha visto ni sabe nada de su paradero.

Los investigadores del caso presumen que el niño pudo ser raptado por alguien de confianza, debido a que Luis Ángel es un niño tímido al que “había que sacarle la palabra de la boca”, y siempre se mantenía jugando en los alrededores de su residencia, la cual queda en un callejón con una sola salida, en el que los vecinos se percatarían si entraba cualquier extraño.